Uno de los principales desafíos para el crecimiento económico es el avance en la inclusión financiera de las mujeres y la disminución de la brecha que existe con la población masculina.
Más allá de los aspectos inherentes a los derechos, la brecha en la inclusión financiera que existe entre hombres y mujeres representa un obstáculo para el desarrollo económico. Esta situación de desigualdad se observa a nivel mundial, y Paraguay no escapa a la estadística predominante.
El secretario ejecutivo del Comité Nacional de Inclusión Financiera (CNIF), Francisco Ruiz Díaz, mencionó que los países podrían incrementar en un 38% sus niveles de ingresos si logran resolver sus problemas de desigualdad de acceso financiero entre las poblaciones masculinas y femeninas. La brecha se observa, prácticamente, en todos los países. Ruiz Díaz hizo referencia a datos del Banco Mundial, donde se refleja que la inclusión financiera para los hombres se encuentra en el orden del 72%, mientras que es solo de 65% para las mujeres.
“Es decir, las mujeres tienen 7% menos de probabilidad de acceder a cualquier tipo de producto o servicio financiero. En otras palabras, de acceder a un préstamo para abrir un negocio o para enfrentar alguna adversidad”. En Paraguay, la situación no es muy diferente. De acuerdo a lo mencionado por Ruiz Díaz, el 51% de los hombres paraguayos adultos gozan de los beneficios de la inclusión financiera. Mientas tanto, solo el 46% de las mujeres tienen estas facilidades. “Esta situación podría incidir en materia de pobreza y desigualdad”.
Para el CNIF, la inclusión financiera de las mujeres es una de tres prioridades. La población rural y las personas de bajos niveles de ingreso son los otros dos segmentos que también son considerados como vulnerables. Para el CNIF, la inclusión financiera de las mujeres es una de tres prioridades. La población rural y las personas de bajos niveles de ingreso son los otros dos segmentos que también son considerados como sectores vulnerables.
Ruiz Díaz manifestó que es necesario establecer políticas públicas o mecanismos de promoción que permitan a las mujeres, y al resto de las poblaciones vulnerables, acceder a condiciones de igualdad en la inclusión financiera. “O bien, el problema tiende a perpetuarse, o incluso, se retroalimenta”.