Por Oscar Delgado, Director de La Prensa
En el Paraguay de hoy, más que nunca, debemos comprender que el emprendedurismo no es solo una fuente de crecimiento económico, sino un motor esencial para el desarrollo social y político del país.
La capacidad de los ciudadanos de generar ideas, convertirlas en proyectos y hacerlas sostenibles no solo mueve la economía, sino que también transforma vidas y comunidades. Es ahí donde radica la verdadera importancia del emprendedurismo, como una herramienta impresindible para erradicar la pobreza y construir un futuro más justo.
El progreso de una nación no se mide únicamente en cifras. Se refleja en oportunidades creadas, en la movilidad social que permite a una familia salir de la pobreza, en la capacidad de un joven de formarse y emprender y en la posibilidad de que una comunidad se fortalezca a partir del desarrollo local.
Cada nueva empresa, cada emprendimiento que emerge en un barrio o una ciudad del país, representa una oportunidad más para disminuir las brechas sociales que aún persisten.
En este sentido, el sector privado juega un papel protagónico. Sin su impulso, la economía difícilmente puede sostenerse.
Las miles de mipymes que operan en Paraguay representan la columna vertebral de nuestro aparato productivo. Estas empresas, muchas veces nacidas del esfuerzo individual o familiar, no solo generan empleo, sino que crean espacios de innovación y colaboración que impactan en la sociedad.
Mi compromiso desde La Prensa y desde las empresas que dirijo es firme: apoyar y visibilizar el trabajo incansable de estos emprendedores que, día a día, demuestran que con creatividad y perseverancia se puede transformar la realidad.
El emprendedurismo también tiene un impacto directo en la política. Un país con ciudadanos empoderados económicamente es un país con ciudadanos más conscientes y exigentes.
Cuando las personas tienen la capacidad de generar sus propios ingresos y mejorar su calidad de vida, se reduce la dependencia del asistencialismo estatal. Esto fortalece la democracia, ya que los ciudadanos pasan a ser protagonistas de su futuro, reclamando políticas públicas eficientes y responsables que acompañen ese crecimiento.
Es necesario que la educación y las políticas públicas fomenten el emprendedurismo desde temprana edad. Los jóvenes deben ser formados no solo para buscar empleo, sino también para crearlo. La visión emprendedora tiene que ser un componente central en la formación educativa, inculcando habilidades como la creatividad, el liderazgo y la capacidad de asumir riesgos calculados.
Esto no solo garantizará más empresas en el futuro, sino ciudadanos capaces de enfrentar los desafíos con iniciativa.
Desde La Prensa y los medios de nuestro holding, reafirmo nuestro compromiso de ser una plataforma de apoyo para los emprendedores paraguayos. Queremos ser una voz que resuene con los desafíos y logros de cada uno de ellos, visibilizando sus historias e inspirando a otros a seguir ese camino. No se trata solo de reportar noticias, sino de impulsar el desarrollo integral del país mediante la comunicación.
El Paraguay tiene un enorme potencial para crecer, pero ese crecimiento solo será sostenible si nace del esfuerzo conjunto entre el sector privado, el Estado y la sociedad civil.
Las mipymes y los emprendedores son los verdaderos protagonistas de este cambio. Son ellos quienes, con trabajo y dedicación, nos demuestran que es posible construir una economía más inclusiva y un futuro con menos desigualdad.
