Una tarde en el sur de Francia, a casi diez mil kilómetros de Paraguay, decidió volver a su tierra natal para iniciar un emprendimiento gastronómico y materializar un deseo familiar.
P aolo vivió cinco años en el país galo, en Biarritz, donde tuvo la oportunidad de conocer la vanguardia gastronómica francesa, caracterizada por los altos niveles de disciplina y exigencia. Volvió a Paraguay en el 2013 y un año más tarde, el 1 de noviembre del 2014, abría las puertas de Che Kamba Dulces y Salados, en Villa Hayes. La imagen que tiene de su madre, que durante la niñez de Paolo dedicaba horas a la preparación y comercialización de pastafrolas, medialunas y alfajores, fue el otro elemento clave para concretar el emprendimiento.
“Yo salía detrás de ella para la venta. Para mí, era una aventura diaria. Para ella, un trabajo que le permitía llevar el pan de cada día a casa y ayudar a papá”, recuerda. El anhelo de su madre de contar con una repostería, sumada a la experiencia propia, adquirida en un sitio estrechamente ligado a la gastronomía, como lo es Francia, fueron los cimientos para la construcción de un sueño. Desde los primeros pasos del emprendimiento, el principal desafío para Paolo fue trasmitir al personal una filosofía de trabajo que implica altos estándares de exigencia.
Es decir, todo debe estar hecho al 100%, o por lo menos, se debe intentar llegar a la perfección. El sueño de este emprendedor no se detuvo, y hace un año comenzó su segunda propuesta gastronómica: CHK Fast Food, especializada en comida rápida gourmet. La libertad de implementar ideas propias, con aciertos y errores, es una de las grandes satisfacciones que tiene Ruffinelli con sus emprendimientos. “Sin embargo, esa libertad requiere mucha responsabilidad, lo que no ocurre cuando trabajas para alguien. La libertad tiene un alto costo”.
Entre los principales logros como emprendedor, Paolo no duda en expresar la satisfacción que produce ver felices a los hijos de sus funcionarios. “Que vayan a la escuela, que estén bien alimentados. Siento que estoy haciendo algo por el futuro de ese niño”. Menciona, además, que la pandemia fue una prueba de fuego para su sueño. No obstante, el emprendimiento pudo mantener a todos los colaboradores en sus puestos de trabajo. “Nos modificamos y adaptamos para dar pelea. Es una satisfacción indescriptible”.
Che Kamba Dulces y Salados superó lo más difícil: sostener una idea en el tiempo. Además, logró posicionar un concepto de calidad en la mente del consumidor, traducido en un patio de comidas que brinda productos de confitería, panadería, cafetería y un espacio para el desarrollo de eventos.
Mientras tanto, con la marca CHK Fast Food ofrece una propuesta especializada en comida rápida de altos estándares. Sin embargo, la mentalidad emprendedora no descansa, se encuentra en permanente búsqueda del desarrollo. La mirada de Paolo se encuentra fija en el horizonte, donde arma las piezas de una idea más grande.
Solo se equivoca el que intenta. Esta es una premisa que identifica a muchos emprendedores. Paolo, incluso, está convencido de que es la forma más efectiva de aprender y recomienda a los que se inician en el emprendedurismo a perder el miedo a equivocarse. “Mientras más rápido cometas equivocaciones, más rápido se aprende”.
Ambas marcas están en Facebook e Instagram, como @chekambapy y @chkfastfood. Para más datos, los interesados
pueden comunicarse al 0982 451-864.